¿Por qué escribo un blog?
En esta época, en la que cualquier imagen vale más que las mil palabras que pueda escribir el ganador del Premio Nobel de Literatura, resulta casi absurdo que un anónimo se siente delante de un teclado con la intención de transmitir con palabras la experiencia de un viaje o una ruta en bicicleta. No culpo a nadie. De hecho, yo soy el primero que dedico una significativa parte de mi tiempo a visionar videos de gente que se ha adaptado con habilidad y pericia a los tiempos modernos y que cuenta sus batallitas ciclísticas a través de, por ejemplo, YouTube . Y entonces, ¿por qué sigo aquí y ahora borrando las letras de mi teclado (ya me faltan a, s, e y c…)? Por la memoria. Y ahora me explico: Hace unas semanas, me decidí a salvar en un disco duro externo fotos, crónicas y demás historias del blog. En él, entre las diferentes carpetas almacenadas, llamó mi atención una que ponía Ruta del Cid . Resulta que, ni sé cuándo, guardé por allí las fotos de mi primer gran viaje en bici en solit...