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Entre el Cabriel y el Júcar (Día 3): Alborea - Graja de Iniesta

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En principio, no tenía pensado publicar una crónica sobre lo ocurrido en esta etapa, ya que no tengo mucho que contar y apenas hice una foto… Sin embargo, con el paso de los días, me he ido convenciendo de que podría resultar interesante relatar lo que ocurre cuando las cosas no salen como uno esperaba. Va a ser una entrada corta y atípica, sin fotos, pero estoy convencido de que me servirá para valorar más futuras experiencias. ……………… La historia se repite. Concilio el sueño con rapidez, víctima de un cansancio extremo, pero, a una hora indeterminada de la noche, me despierto otra vez con un punzante dolor de estómago. Esta vez, ni las reiteradas visitas al baño lograrán aliviarme. Agotado y, sobre todo, desanimado, tomo ya la decisión de volver hasta Graja de Iniesta lo antes posible. Me olvido del track diseñado y preparo una ruta lo más directa posible. No tengo cuerpo para esfuerzos. En realidad, no tengo cuerpo para nada. En cuanto intuyo cierta tregua estomacal, empaqueto todo c

Entre el Cabriel y el Júcar (Día 2): Cofrentes - Alborea

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"La salud no lo es todo, pero sin ella, todo lo demás es nada". ARTHUR SCHOPENHAUER -  Filósofo alemán. No estoy raro, estoy enfermo. Las alarmas saltan a las tres de la madrugada. A esa hora, me despierto con un molesto y punzante dolor de barriga, una desagradable compañía que no me abandonará hasta pasadas las seis, cuando, tras dos fugaces carreras al baño, logro dejar el estómago completamente vacío. No entraré en detalles. Ya sabemos todos de lo que hablo. Tras el segundo sprint, regreso a la cama completamente helado. Me tapo hasta las orejas y dedico la siguiente hora a analizar la situación y valorar alternativas. Finalmente, decido tirar adelante. Asumo que tocará pedalear con piernas de trapo y que, igual, habrá que hacer alguna parada de urgencia, pero dado que después del doble paso por el WC las molestias han disminuido, opto por seguir el plan inicial y confiar en una mejoría. Para retirarse, siempre hay tiempo. Cofrentes empieza a quedar en la distancia Despué

Entre el Cabriel y el Júcar (Día 1): Graja de Iniesta - Cofrentes

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“Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo sucedieron así” . MIGUEL DELIBES -   El camino (1950) Me siento raro. No, no son los nervios que me asaltan antes de iniciar cualquier viaje. Y no, tampoco tiene que ver con la cierta intranquilidad que me genera dejar el coche durante dos días en el aparcamiento de un hostal de carretera en Graja de Iniesta. No, es otra cosa. No sé qué, pero la realidad es que no me siento tan eufórico como debería. Mientras trato de quitarme de encima esta inquietante sensación, completo los primeros kilómetros de una aventura que llevo largo tiempo anhelando: la que me permitirá disfrutar de las hoces de los ríos Cabriel y Júcar. He preparado la ruta con mimo y confío en que, entre el paisaje y los avatares del día, ese malestar se esfume sin dejar rastro… Tras recorrer un anodino tramo por carretera, alcanzo Minglanilla. Allí, paro un instante a fotografiar su inclasificable castillo (el primero construido en España en

Rumbo al este: Ni una ruta sin su análisis de recorrido y material

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Tenía pendiente el breve y clásico análisis de la última ruta y no me voy a quedar con las ganas. Vamos con ello. Seré breve. EL RECORRIDO Cuando me decidí a volver a esto de viajar en bici, me planteé un pequeño reto : el de realizar cuatro rutas que uniesen Madrid con los extremos de la comunidad . Mi idea original era diseñar escapadas de dos días y medio, de viernes a domingo a mediodía, para así poder visitar diferentes zonas y dar los rodeos que tanto me gustan. El problema es que la experiencia de Rumbo al norte fue tan placentera que, como cabía esperar, comencé a fantasear con otros pequeños viajes un poco más allá de los límites de la comunidad… Por eso, consciente de que, por falta de tiempo, este proyecto podía quedarse por el camino, decidí variar el planteamiento e intentar encajar los tres trayectos restantes en un solo día de pedaleo. Entre los extremos este, oeste y sur, me decanté esta vez por ir hasta el primero, porque el segundo resulta muy exigente y tal

Rumbo al este: una ruta de pedales, balones y agobios tecnológicos

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"En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol" . EDUARDO GALEANO -  El fútbol a sol y a sombra De niño, el abuelo de mi vecino y mejor amigo me regaló una camiseta del Athletic Club. La había comprado para su nieto, pero como este ya se había hecho de un innombrable club blaugrana, decidió entregármela a mí. Fue amor a primera vista. Hasta entonces, el fútbol no me había interesado mucho, pero aquella elástica (en aquella época, no mucho…) de rayas rojas y blancas me hechizó y dio pie a un romance que, a día de hoy, sigue tan vivo como el primer día. Cuento esto porque desde casi el momento en el que di mi primera pedalada, las imágenes del emocionante partido de la noche anterior comenzaron a revolotear por mi cabeza. Que sí, que solo es fútbol, pero que no pasa nada por ser un poquito más feliz cuando la pelota entra. Que la vida ya es bastante dura como para no dejarse llevar por estas pequeña