Viñas y cuestas (Día 5): Santa Cruz de Campezo - Santo Domingo de la Calzada

"Y sólo entonces recordamos que no somos más que hojas que el viento levanta, sostiene en el aire y al final del vuelo, largo o corto, alto o bajo, devuelve sin más a la tierra".  LORENZO SILVA -  El mal de Corcira (2020)

Ha sido una de esas noches en las que uno desea que suene (vibre, en mi caso) el despertador cuanto antes para así poner fin a la tortura de tener que dormir zarandeado por un calor insoportable. Aunque gracias a un ventilador que localicé por casualidad en el albergue, he logrado conciliar el sueño algunas horas, la realidad es que, en cuanto alzo la cabeza, constato que se está mejor de pie y en movimiento que completamente pegado a una sábana empapada en sudor…

Por ello, pero también porque tengo ganas de ponerme en marcha lo antes posible para disfrutar al máximo de la última jornada del viaje, en menos tiempo que nunca, despacho los trámites mañaneros y pongo rumbo al centro de Santa Cruz de Campezo. Allí, en su plaza, hay una fuente de la que mana un agua fresquísima que me sirve para rellenar botes y encarar el día con el nivel de líquido adecuado. Venga, a rodar.

Agua bendita y fresquita

"Si además de escuchar estuviera más atento.
Si además de aprender me moviera como el viento.
Ganaría un preciado y valioso tesoro en tiempo.
Mandaría lo demás al fondo del vacío.
A rodar, a rodar..."

Con la visita a Izki ya completada desde el día anterior, desoigo a mi gps y pongo rumbo a Peñacerrada. Hasta esta localidad alavesa, voy enlazando pequeñas y solitarias carreteras que, contra todo pronóstico, me dejan embobado. Entre la luz del amanecer, los apacibles y bucólicos paisajes, los tramos en los que el asfalto se interna por pequeños y húmedos bosques y la casi total ausencia de vehículos disfruto como un enano de un sector que, vaya usted a saber el motivo, me había hecho a la idea de que resultaría más monótono.

El último amanecer del viaje

Carreteraza por las faldas de la Montaña Alavesa

Genevilla, Cabredo, Marañón, Angostina, Bernedo, Villafría, Villaverde, Lagrán… Poco a poco van quedando atrás estas localidades que tienen la gran suerte de poder mirar cada día, cara a cara, a la muy minusvalorada y elegante Montaña Alavesa.

El sur de la provincia de Álava, un auténtico paraíso para la bici

Por cierto, en este sector, descubro a la responsable de la caída del día anterior: la pila de la maneta del cambio. Aunque todas las mañanas reviso a través de una app de SRAM el estado de las baterías, la realidad es que sus indicaciones no son muy fiables… Esta vez, al menos, no hay trabón. Simplemente, la cadena no sube. Me paro, cambio la pila y listo…

Qué preciosidad de mañana

"Rodamos, rodamos y sudamos
mientras nos queda un soplo de aliento
en nuestros cuerpos
en nuestros besos
en nuestros huesos...oh oh oh oh"

Ya en Peñacerrada, paro a tomar un cafetín y comer algo. Me siento ágil y seguro, pero ya tengo en el estómago el gusanillo de que el viaje apunta a su fin y quiero hacer lo posible por alargarlo… Además, la población bien merece también un breve paseo por su zona antigua.

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (Peñacerrada)

Hasta Berganzo, pedaleo con el río Inglares a mi derecha, por una carretera un tanto encajonada y en mayoritario descenso que no hace más que incrementar mi admiración por esta zona sur de la provincia de Álava. Menudo paraíso para la bici.

Otra carretera con encanto

En la citada Berganzo, cruzo el río y tomo una pista en bastante buen estado que me permitirá atajar mínimamente y que, por encima de todo, me ofrecerá una preciosa panorámica del castillo de Ocio. Otra postal a la colección.

Al fondo ya despunta el castillo de Ocio

"Si a través del cristal puedes ver que me estoy hundiendo.
Si además de mirar soy capaz de buscar por dentro.
Ganaría un preciado y valioso tesoro en tiempo.
Mandaría lo demás al fondo del vacío.
A rodar, a rodar"

Marco vegetal para el castillo de Ocio

Allí donde la tierra troca en asfalto, se  inicia un tramo de ascenso que me servirá para ir diciendo adiós a la vertiente norte de la Montaña Alavesa. Subo tranquilo, guardando fuerzas y, sobre todo, estirando al máximo una mañana que está siendo realmente espectacular.

Últimos coletazos de la Montaña Alavesa

Gozosa bajada hasta Salinillas de Buradón

Para rematar este sector, atravieso la coqueta localidad de Salinillas de Buradón, donde también alargo el turisteo. Lo hago, además, a sabiendas de que, para entrar de nuevo en La Rioja, me tocará después rodar un tramo de Nacional en la que habrá que lidiar con mis amigos los motorizados. ¡Y qué poco me apetece!

Iglesia Nuestra Señora de la Concepción (Salinillas de Buradón)

Un coqueto rincón de Salinillas de Buradón

"Perdiendo el tiempo" por Salinillas de Buradón

Afortunadamente, el tramo de la N-124 que debo recorrer no es muy largo y antes de que me toque acordarme de la madre de alguien, me desvío hacia Briñas y recupero el sosiego. A partir de aquí, desaparecen las cuestas y el terreno comienza a aplanarse. El río Ebro domina y modifica el paisaje, y a sus orillas, además de diversas poblaciones e infraestructuras, germinan infinidad de campos de vides que conceden a esta zona un color y hasta una luz muy especial.

Portada de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (Briñas)

Mi idea inicial era haber cruzado el Ebro por el puente romano de Briñas, pero como está en obras, me acerco tímidamente hasta Haro y reculo levemente para no saltarme el paseo entre viñas que había diseñado para sí, justo eso, estirar un poco más el viaje…

Puente romano de Briñas

Viñas y, al fondo, cuestas 😉

"Rodamos, rodamos y sudamos
mientras nos queda un soplo de aliento
en nuestros cuerpos
en nuestros besos
en nuestros huesos...oh oh oh oh"

Mares de viñas, entre Briñas y Haro

Ya definitivamente en Haro, me doy una vuelta por su atractivo centro. Por aquí, me vuelvo a acordar de Rafa, un gran compañero y mejor persona que me dio multitud de consejos e indicaciones a la hora de confeccionar el recorrido y que ha estado pendiente de mi viaje durante todos estos días. Como ya te dije, ¡qué bonita es tu tierra!

La capital del vino

Homenaje a la bota (Haro)

Desde la capital del Rioja hasta Santo Domingo de La Calzada, lo que resta son dos tramos que chocan frontalmente. El primero, muy disfrutón, permite recorrer dos zonas súper agradables junto a los ríos Tirón y Oja, contemplar el curioso puente del Priorato de la localidad de Chiuri y atravesar con calma la sorprendentemente bonita población de Casalarreina. Allí, casi a los pies del impresionante Monasterio de Santa María de la Piedad, hago la última parada del viaje y degusto con una mezcla de calma y algo de pena mi último pincho de tortilla.

Puente del Priorato (Chiuri)

El espectacular Monasterio de Santa María de la Piedad (Casalarreina)

Y el segundo, pues, puff, puff, puff… Aunque ya me esperaba algo así, las larguísimas rectas que separan Casalarreina de Santo Domingo de La Calzada se me hacen eternas. Transito por un camino bien acondicionado entre campos que forma parte de la vía verde del Oja y el Tirón, pero entre que cae el sol de plano y que el viento sopla de cara, tardo un mundo en completar lo que me resta de trayecto.

Rectas interminables e infumables

"En nuestros cuerpos,
en nuestros huesos,
en nuestros besos,
en nuestro sexo".

Afortunadamente, este sector final no resulta tan extenuante como para cambiar mi apreciación de una jornada que ha resultado magnífica y que acaba justo en esa misma plaza que ejerció como kilómetro cero hace cindo días. Aunque hoy, por la hora, no queda ni rastro de la soledad y el silencio del lunes,  no tardo mucho en abrirme paso entre los turistas y encontrar una terraza  en la que poder comer algo antes de ir a por el coche y emprender el regreso a Madrid.

Santo Domingo de la Calzada... Esto se acaba

Mientras conduzco de vuelta a casa, hago balance y me reconozco que, pese a todo, al final he sido capaz de desconectar y sacar un notable partido al viaje.  Sé que los demonios volverán, porque la sordera no se va a ir, pero que, como dice Second:

"Y volveremos a intentarlo.
Y volveremos a probarlo.
Y volveremos a entendernos.
Volveremos a empezar de cero".

(Second – Rodamos)

ALGUNOS DATOS

- Distancia: 90,13 km.

- Desnivel acumulado: 1.013 m.

- Velocidad media: 19,3 km/h

- Velocidad máxima: 61,8  km/h

- Tiempo total de pedaleo: 4h 39' 31"

- Hora de salida: 07:15  

- Hora de llegada: 13:18




Comentarios

  1. 👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻 ¡Grande, JC!

    Deseando leerte en más aventuras, pero con menos demonios 😉.

    ¡Abrazaco!

    PD:

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    Respuestas
    1. Para la escapada de octubre intentaré dejarlos en un cajón de casa bajo llave. :)

      ¡Un abrazo... y qué vivan las bridas!

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