
“Como los primeros cinco o seis kilómetros son cuesta abajo,
puedo creerme milano. Meto la cabeza en el manillar, vuelo sin mover las
piernas, trazo curvas: esos ratitos aéreos que da la bici. Luego, en Zubiri,
empieza la subida y llega el recordatorio de que los ciclistas somos animales
de arrastre como los bueyes”. ANDER IZAGUIRRE – Pirenaica (2018)
Uno de los asuntos que más me preocupa de cara a The Capitals es la recuperación de un etapa para otra. Porque pegarse una paliza en
un día así aislado más o menos lo tengo controlado, pero ir sumando una tras
otra hasta un total de cinco, pues es algo que está por ver si mi cuerpo tolera
correctamente.
Y aunque queda bastante claro que no va a ser ni mucho menos
lo mismo -porque en julio habrá que lidiar con más distancia, más dureza y,
sobre todo, mucho más calor- sentir que mi piernas responden bien tras los más
de 140 kilómetros de la jornada de
anterior, me reconforta y me da el primer empujón de cara al segundo día de mi
particular Vuelta al Moncayo, una montaña que, por cierto, hoy toca subir.
 |
| Otro amanecer para la colección (Aranda de Moncayo) |
Tras solventar los trámites mañaneros y desayunar en el
hostal, me despido de Aranda de Moncayo y me dejo caer hasta el embalse de Maidevera, otro rincón que con la luz del amanecer resulta estimulante. Desde
allí, con buenas patas y mejor ánimo, encaro el primer tramo exigente del día,
el que me llevará hasta la carretera que une Oseja con Calcena. Por una vez,
llevo el track muy bien estudiado, así que, como ya sé que el sector alterna
rampones y bajadas, me lo tomo con calma y, con suma tranquilidad y un poco de
“música cerebral”, voy quemando estos poco más de seis kilómetros pelín
traicioneros.
 |
| El coqueto embalse de Maidevera |
 |
| El pantano empieza a quedar atrás... |
"Me dices "good bye" en tu nota, tan ricamente
Y no me hago a la idea de no volver a verte
Si lo llego a saber, mimosa, no te bajo el puente
Me tiré de cabeza y me arrastró la corriente"
 |
| Caminos traicioneros para empezar la jornada |
Después de una breve y trepidante bajada, en la que toca
tirar de frenos y cautela, alcanzo el asfalto y continúo ascendiendo durante
otros 3,5 kilómetros más, hasta un alto desde el que ya se vislumbra claramente
un descenso. Me abrigo un poco, que a estas horas y por estos lares hace
fresquete, y me dejo caer.
 |
| Una trepidante bajada... |
 |
| Y otro ratito de subida |
El descenso resulta maravilloso, porque la carretera se
interna entre paredes rocosas con perfiles puntiagudos y describe una sucesión
de curvas suaves que permiten contemplar el paisaje sin tener que estar
demasiado pendiente de apretar las manetas. Ya que no me esperaba transitar por
un lugar así, las emociones se disparan y la piel adquiere la típica textura
gallinácea que provocan las cosas que de verdad merecen la pena.
 |
| Un paisaje tan inesperado como espectacular |
"Este es mi destino, al cabo de la calle estoy
Me siento como aquel ladrón que busca su fortuna
En un callejón por donde nunca pasa nadie
Como un burro amarrado en la puerta del baile"
 |
| Un lugar que merece la pena recorrer |
Pasado Calcena, el recorrido sigue deleitándome con un
terreno muy favorable y un precioso panorama otoñal, y casi sin darme cuenta
alcanzo la localidad de Tierga, punto en el que arranca la segunda subida del
día, el alto de La Chabola.
 |
| Calcena, otro solitario y bello pueblo zaragozano |
 |
| Dejarse caer y disftutar |
Justo antes de iniciar la subida, otra vez un cartel que me
resulta familiar: “Carretera cortada por obras”. Aquí, a diferencia de lo vivido en las hoces del Jalón, no hay operario, pero en el rótulo pone algo de
que el tramo cerrado se encuentra en la localidad de Tabuenca, justo donde yo
tengo pensado abandonar el asfalto… Como no hay alternativas viables, tomo la
misma decisión que ayer y tiró para adelante.
 |
| Dejando atrás la localidad de Tierga y el dichoso cartel |
"Mi primo, que tiene un bar, desde siempre me ha dicho (ey)
Y me consta que todo lo dice de muy buena fe
Tanto tienes, tanto vales, no se puede remediar
Si eres de los que no tienen, a galeras a remar"
Al tiempo que voy pensando que igual me toca avanzar campo a
través o buscar algún camino paralelo o apelar a la buena voluntad de los
trabajadores (¡hasta me imagino montado en una apisonadora con la bici al
hombro!) voy restando metros a una subida que, tras un arranque exigente y una
zona de descanso, finaliza con otros casi 5 kilómetros de constante ascenso.
 |
| Bonitas vistas en la subida al puerto de La Chabola |
Hecha la pertinente foto junto al cartel del puerto de La
Chabola (¡mi reino porque se hubiera llamado del Chamizo!), vuelvo a abrigarme
y me lanzo en busca de las supuestas obras. Curvita por aquí, rectita por allá,
ahora un falso llano, otra curva, un pueblo… Vaya, si esto ya es Tabuenca y por
aquí no hay ni rastro de maquinaria pesada. Tanto darle a la cabeza para nada.
Mejor así.
 |
| De La Chabola, bien, pero del Chamizo habría sido insuperable |
"Y si sólo tengo amor
¿Qué es lo que valgo yo?
Si tengo ganas de bailar
¿Para qué voy a esperar?"
 |
| Bajada tranquila. Ni rastro de obras |
Consciente de que tengo por delante un largo segmento de
terreno off road, me detengo en un bar a comer algo y tomarme un café con
leche. Al no haber tortilla de patatas, decido saltarme la dieta sin gluten y pedir
un pequeño bocadillo de tortilla con queso que me sabe a gloria. Son contadísimas las
veces que como pan de verdad, ya que no me suele sentar muy bien la harina de
trigo, pero cuando lo hago, el placer es máximo.
 |
| Lo suyo habría sido una foto del bocata, pero me lo comí demasiado rápido (Tabuenca) |
Con la esperanza de no ser víctima de un ataque de gases,
encaro un sector que ya me esperaba más complicado de lo que podía parecer,
pero que, realmente, superó mis expectativas. 270 metros de desnivel acumulado
en 25 kilómetros no es mucho, pero si el recorrido alterna repechos duros y
pedregosos con bajadas en las que hay mantener la concentración y si los pocos
tramos de llano son una sucesión de regueros, arenales y otros poemas, pues lo
que acaba pasando es que uno acaba con la sensación de que el tiempo transcurre
muy rápido y la bici avanza muy despacio.
 |
| Vaya terrenito... |
"Ahora necesito amor
Es mi única ambición
Y como yo no sé bailar
A galeras a remar"
 |
| Y tanto que sí (Ambel) |
Finalmente, tras un breve paso por la interesante localidad
de Ambel, alcanzo Vera de Moncayo con la certeza de que he quemado más fuerzas
(físicas y cerebrales) de las que debería. Por eso, para evitar que la subida
al Moncayo se convierta en penitencia, paro junto a una fuente, recargo agua,
como un plátano y unas gominolas y hago un esfuerzo por apagar el fuego que amenaza con calcinar mi cabeza (que si queda mucho, que si ahora viene lo más duro, que
si ya verás en The Capitals, que si patatín, que si patatán).
 |
| Iglesia de Nuestra Señora del Rosario (Ambel) |
Para terminar de serenarme, me detengo justo antes de
iniciar el puerto, tiro una foto de la entrada del Monasterio de Veruela
(lastima que sea de pago y no se pueda ni siquiera acceder al patio) y consulto el perfil de la subida. Por aquí, son 24,6
kilómetros de ascenso con varias partes claramente diferenciadas, un detalle
que me ayuda a trocear mentalmente el ascenso e ir marcándome pequeñas metas.
 |
| Entrada del Monasterio de Veruela (Vera de Moncayo). Lo más bonito está dentro |
"Baila conmigo, amor
Que soy muy cariñoso, guapa
Que aunque muy chico y muy feo
Piloto de aeroplano soy"
Ya metido en harina, el plan funciona. Sobre todo, porque a
medida que gano altura, la carretera se interna por un paraje espectacular.
Primero, abierto, de cara a unas montañas cubiertas de un precioso velo de
nubes. Después, cerrado, sumido en un bosque húmedo y brillante en el que los
colores del otoño resultan un placer para la vista.
 |
| Un primer tramo abierto y espectacular |
 |
| Pero es que el segundo, tela... ¡Viva el otoño! |
A falta de algo más
de cuatro kilómetros para acabar la subida, el asfalto deja paso a una pista de
tierra en perfecto estado. No hay rastro de coche alguno y son contadísimos los
senderistas que transitan la zona. Me vuelvo a sentir un privilegiado por poder
disfrutar de un lugar taaan maravilloso con absoluta tranquilidad.
 |
| Vaya luuuuujo, por favoooor |
"Llévame al cine, amor
Y a comer un arrocito a Castelló
Si total son cuatro días
Pa' qué vas a exprimirte el limón"
Justo cuando ya empiezo a sentir algo de cansancio, atisbo
la última recta. Es la más complicada.
El desnivel crece un poco y la pista se transforma en un camino pedregoso que
exige mayor concentración y esfuerzo. Nada tampoco del otro mundo, pero sí lo
suficiente como para redondear una ascensión que me deja una huella imborrable.
 |
| Último esfuerzo, que esto ya está |
Pese al último y complicado tramo, por el que no puede subir
cualquier tipo de vehículo, el restaurante de la cima está abierto, así que,
raudo y veloz, entro en él y, ante la falta de alternativas, vuelvo a pecar:
esta vez, con un espectacular bocadillo de lomo con queso.
 |
| Coronado. Un puerto para el recuerdo |
"Escolta, Peter
Dame aire con tu abanico
Que soc de Barcelona
I em moro de calor"
 |
| Tremendas vistas desde el Santuario del Moncayo |
Con el hambre aparentemente saciada, completo el ratito descanso tirando
unas fotos y abrigándome lo suficiente para no quedarme frío en la larguísima
bajada hasta Tarazona, un segmento de 25 kilómetros, de sentirse "milano", de puro
disfrute, en los que apenas hay que pedalear y en los que, por la casi total y
absoluta ausencia de tráfico, se puede saborear con deleite el espectacular
entorno.
 |
| Arranca la bajada. Un poco de precaución al principio |
 |
| Y después, a disfrutar |
 |
| Qué espectaculo. A quién no le guste el otoño que se lo haga mirar ;) |
Fruto de este subidón, o bajadón según se mire, llego a la
pintoresca localidad zaragozana con el depósito de moral casi a tope. Además,
mientras turisteo, entro un segundo en un supermercado y me compro algo para
merendar un poco más adelante, en cuanto salga del municipio.
 |
| Catedral de Santa María de la Huerta (Tarazona) |
 |
| El río Queiles a su paso por la pintoresca Tarazona |
"Y si sólo tengo amor
¿Qué es lo que valgo yo?
Si tengo ganas de bailar
¿Para qué voy a esperar?"
 |
| Ayuntamiento de Tarazona |
 |
| Pues qué bonita que es Tarazona, mucho |
El lugar elegido para la última parada del día es otra vez
espectacular. Se trata de un recodo del Camino Natural del Agua Soriano o Camino Antonino, un trayecto de unos 116 kilómetros que discurre entre Soria y
Tudela. Por él, y en compañía del río Queiles, transitaré hasta el final de la etapa de hoy y en el arranque
de la de mañana.
 |
| Vaya sitiazo para merendar. Camino Antonino (Tarazona) |
Al principio, este sector resulta sumamente llevadero, sin
apenas desnivel, pero una vez ciclada la curiosísima localidad de Los Fayos, el
camino comienza a picar seriamente hacia arriba. Son sólo 10 kilómetros los que
me separan de Vozmediano, pero los 320 metros de desnivel que aún me quedan por
superar se me atragantan de lo lindo. De repente, siento una tremenda falta de
gasolina en las piernas que me obliga a avanzar a ritmo de "buey"… Queda claro
que, pese a los bocatas, plátanos y demás, no he comido lo suficiente y que mis
piernas van con la reserva totalmente encendida. Una lástima, porque el camino,
encajonado entre árboles y rocas, habría merecido más atención y menos lamento.
 |
| Los Fayos. El lugar merecía una foto mejor... |
"Ahora necesito amor
Es mi única ambición
Y como yo no sé bailar
A galeras a remar"
 |
| Lástima no haber disfrutado más de este entorno tan bonito. Camino Antonino |
Al fin, tras un repecho, observo en la distancia el
imponente castillo que corona la pequeña localidad ya soriana de Vozmediano y ese
avistamiento me ayuda a completar el último y laaargo kilómetro. Con celeridad,
me instalo en el hostal y como todo lo que queda a mi alcance hasta la hora de
la cena, donde también recargo con ganas el depósito… Ha sido un día
maravilloso y, además, he aprendido una lección muy valiosa de cara al futuro:
no hay que racanear con la comida.
 |
| Y al fin, Vozmediano, con su imponente castillo |
"Y si sólo tengo love
¿Qué es lo que valgo yo?
Si tengo ganas de bailar
¿Para qué voy a esperar?
Ahora necesito amor
Porque mi novia me dejó
Como yo no sé bailar
A galeras a remar
Ahora necesito amor"
(El último de la fila -
Como un burro amarrado en la puerta del baile)
ALGUNOS DATOS
- Distancia: 147,21 km.
- Desnivel acumulado: 2.840 m.
- Velocidad media: 17,1 km/h
- Velocidad máxima: 60,4 km/h
- Tiempo total de pedaleo: 8h 37' 15"
- Hora de salida: 08:23
- Hora de llegada: 18:42
Comentarios
Publicar un comentario