Por el camino más largo: Análisis del recorrido y el equipaje, valoración de los alojamientos y otras formas de perder el tiempo en un blog (2/2)



En esta entrada, la última relativa a este viaje, voy a dar un pequeño repaso al equipaje utilizado y a los alojamientos y lugares en los que pude avituallarme.

EL EQUIPAJE

Aunque fueron cuatro días más, el equipaje para este viaje no ocupó mucho más que el de Rumbo al Norte. Por dos motivos. El primero, el hecho de que la ruta discurría en verano y, por tanto, no tuve necesidad de llevar ropa de más abrigo. Y en segundo, porque aposté por ir lavando la ropa de bici. Fue un acierto, ya que con el calor reinante, no tuve problemas de secado y pude disfrutar cada día de maillot, culote, camiseta interior y calcetines limpios.

"Tenderete" en el Albergue de Salmerón

Además de un pequeño bote con jabón de lavadora y tres pinzas para colgar la ropa, otras incorporaciones para este viaje fueron una sábana saco (ideal para dormir en albergues), una pequeña toalla, un candado, un bañador y una sudadera. Estas dos últimas prendas, no las utilicé. La primera, porque hacía tanto calor que mi idea de haberme pegado un chapuzón en el Tajo quedó sepultada por el deseo de no pasar más tiempo bajo el mazo de Lorenzo. Y la segunda, porque ningún día bajó tanto la temperatura como para necesitar algo más que manga corta.

En la siguiente foto se puede ver todo lo que llevé, y si alguien quiere detalles, que no dude en pedírmelos.

El equipaje, listo para la aventura

LAS BOLSAS

Todo este equipaje fue repartido en tres bolsas. En la trasera, una de la marca Geosmina de 15 litros de capacidad, metí toda la ropa. Para mejor organización, lo que hice fue ir metiendo cada prenda o grupo de prendas en bolsas para congelar con cierre zip. De esta forma, garantizas limpieza y cierto orden.

En la que va en la parte de abajo del cuadro, también de la marca Geosmina y de 5 litros, incluí botiquín, bolsa con cables y cargadores, un pequeño neceser, la mochila plegable, el candado, algo de comida, la bomba, unas bridas, otra pequeña bolsa con los utensilios para comer, el kit de lavado de ropa, un bloc y un boli.

Finalmente, en la que va sobre el cuadro, una de la marca Brooks de 1,5 litros de capacidad que adquirí expresamente para este viaje, metí el resto de la comida, toallitas, gafas de ver, parte del dinero y la crema solar.
La bici cargada, con el Alto Tajo como testigo

Todas las herramientas, salvo la bomba y las bridas, las metí en un bote que coloqué en un botellero en la parte de abajo del cuadro, por encima del eje pedalier. Fue un acierto colocarlas ahí, porque pese a lo que pueda parecer, van protegidas, quedan a mano y liberan espacio en las bolsas.

Si alguien quiere saber más detalles, que no dude en preguntármelo.

ALOJAMIENTOS Y COMIDA

Una vez más, me planteé el reto de localizar alojamientos lo más baratos posibles y el objetivo se cumplió a medias. Voy con un breve análisis de cada uno de ellos.

-Día 1: Albergue El Muro (Monforte de Moyuela): Bastante moderno y con instalaciones cómodas. Falta personal y es posible que, como yo, os encontréis camas sin hacer. Además, la zona de cocina puede estar invadida por los alimentos y utensilios de otros huéspedes. En cualquier caso, por los 14 € que me costó (desayuno incluido), lo considero un acierto.

Albergue El Muro. Listo para salir

-Día 2: Hotel Mirador El Silo (Bello): Aunque cerrado por descanso del personal, abrieron sus puertas solo para mí. De hecho, su dueño, Miguel Ángel, se esforzó por solventar todos mis problemas y acabó también abriendo el restaurante solo para mí. Por lo demás, hotel cómodo y agradable, con un único pero, el calor que hacía en la habitación. 40 euros la noche.

-Día 3: Alojamientos rurales La Hoz (Beteta): Un hostal correcto, con lo básico. Buen trato por parte del dueño. 45 euros, quizá algo caro si tenemos en cuenta que no incluye desayuno y las habitaciones son muy básicas.

-Día 4: Albergue Municipal de Salmerón. Clásico albergue del camino de Santiago, con literas, pequeño baño y una zona de estar. Todo bastante limpio y cuidado, aunque sin ningún tipo de lujo. Por 5 euros, suficiente.

-Día 5: Hostal Los Telares (Pastrana). Un hostal muy cómodo, con aire acondicionado y cama grande. A dos minutos del centro. Muy destacable la amabilidad de la recepcionista, siempre dispuesta a ayudar. Por 44, 10 €, desayuno incluido, bastante recomendable.

En cuanto a la comida, un poco de todo. Durante el tiempo de pedaleo, fui alternando compra en pequeñas tiendas o supermercados y paradas puntuales en algún bar. Al término de cada jornada, intenté comer y/o cenar más fuerte para recuperar fuerzas, aunque no siempre fue posible y tuve que ir adaptándome a lo que había disponible.
 
El plato combinado, un clásico del bikepacking

En este apartado, recomendaría el Bar Los Alicantinos (Monforte de Moyuela), el Hostal Mirador el Silo (Bello), el Bar La Mazmorra (Salmerón), el Restaurante César (aunque algo caro) y el Bar La Comarca (ambos en Pastrana).


Y hasta aquí las entradas de esta fantástica aventura. Ojala pronto, si la salud lo permite, pueda hacer una nueva escapada y poner rumbo al Oeste, al Sur o al Este… Gracias a todos los que, en algún momento, os habéis pasado por aquí y, especialmente, a quienes, de un modo u otro, habéis ido más allá y me habéis compartido vuestras impresiones sobre el blog. No sabéis cuánto se agradece. ¡Salud y pedales!




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