Por tierras del Ebro: Análisis de recorrido, equipaje, material y valoración de los alojamientos


Para cumplir con la tradición, voy a realizar un breve análisis de recorrido, materiales, alojamientos y demás. Aunque ya he hecho alguna mención en las crónicas, creo que puede resultar interesante dejar por aquí reflejados otros datos y pareceres. Además, un poco más adelante, quiero publicar otra entrada en la que echaré cuentas y veré cuánto me ha costado este viaje. Vamos allá.

EL RECORRIDO

Antes de nada, aquí van los datos globales:

Kilómetros: 477,26 km.

Desnivel acumulado: 7.876 m.

Tiempo total de pedaleo: 26 h 42’ 45”

Velocidad media: 17,8 km/h

Velocidad máxima: 65,4 km/h (etapa 3)

Un 9,75. Esa es la nota que le doy al recorrido. Repasando con cierto detalle lo vivido, considero que el track se adaptó por completo a lo que buscaba, una combinación casi perfecta entre paisajes, patrimonio, aventura y reto deportivo. Esas décimas que faltan para el 10, se perdieron entre la infumable bajada pedregosa tras coronar el Portillo de la Sierra, el monótono sector de vía verde entre Medina de Pomar y Cigüenza y el rectilíneo tramo de carretera antes de Espinosa de los Monteros.

Santa Gadea del Cid, primera parada interesantes del viaje

La Necrópolis Altomedieval de Santa María de Tejuela, un rincón fascinante

A nivel físico, la ruta es exigente. Se suben varios puertos (La Horca, Estacas de Trueba, La Matanela o La Eme), se atraviesan zonas de duros repechos y todas las etapas oscilan entre los 1.200 y 1.800 metros de desnivel. Además, hay cinco pateos, creo, ineludibles: dos al atravesar el desfiladero del río Purón (uno de ellos con altos escalones), otro en el ascenso al Portillo de la Sierra, uno más en la bajada de este collado y, finalmente, el que permite ascender hasta la meseta desde Berzosilla. En todos los casos, sería posible eludirlos trazando la ruta por otros lugares, pero, desde mi punto de vista, que soy un hater del empujabike, merece la pena digerirlos.

Desfiladero del río Purón, un lugar que bien merece un par de pateos

Paisajes alucinantes, camino de Puentedey

Técnicamente, el trazado es, digamos, muy cambiante. Hay largas zonas sin la más mínima dificultad, por carreteras de buen asfalto o pistas bien pisadas, pero también hay caminos pedregosos, senderos en los que tocará parar varias veces para salvar obstáculos puntuales y alguna que otra bajada en la que habrá que poner a prueba los frenos. En estas últimas, ojo con el peso, que dispara la bici y la convierte en una masa difícil de detener…

El inicio de la colosal bajada de Estacas de Trueba

La playa de Arija, un inesperado remanso de paz

A pesar de todo, o quizá precisamente por todo ello, el trayecto resulta, en mi opinión, muy entretenido. No recuerdo ni un momento en el que considerase estar pedaleando de más. Tal vez, el falso llano entre los puertos de la Eme y La Mazorra, pero aquí mi valoración está claramente condicionada por el calor que hacía.

EL EQUIPAJE

Para mi sorpresa, y pese a que intento ser cada vez más minimalista, acusé el peso de la bici más que en ninguna ocasión anterior. Intuyo que el error estuvo en el reparto del equipaje, ya que la bolsa trasera, pese a llevarla sujeta con una correa extra, se balanceaba demasiado y lastraba mucho el movimiento. Para la próxima, debo busca una forma de equilibrar mejor la carga.

Demasiado peso en la parte trasera...

Además, con el objetivo de eliminar carga y distribuirla de una forma más homogénea, voy a dejar de llevar un candado súper tocho que nunca uso y a empaquetar mejor el botiquín y la bolsa de aseo. Por lo demás, la verdad es que ya no creo que se pueda quitar mucho más. De hecho, no metí una pequeña toalla y en el albergue de Cilleruelo de Bezana me tuve que secar con papel…

Mañanita de niebla. San Martín de Elines (Cantabria)

Enésimo encentro con el Ebro. Pesquera de Ebro (Burgos)

Grosso modo, y por si alguien tiene curiosidad, comentaré que en la bolsa del manillar llevé la  comida, las gafas, el chaleco, los manguitos y la bomba. En la que va en la parte superior del cuadro, la power bank y unas toallitas húmedas. En la de la parte inferior,  cables y cargadores varios, la bolsa de aseo, las cámaras de repuesto, una mochila plegable, la crema solar, bloc y boli, jabón y pinzas para la ropa, bridas grandes y el pestoso candado. Finalmente, en la trasera, metí ropa, botiquín y una pequeña bolsa en la que llevo cargador y repuestos para el audífono. Las herramientas van en el bote situado en la parte baja del cuadro.

LA BICI

El único cambio reseñable en la montura, con respecto a anteriores viajes, fue el plato. Ahora llevo uno de 38 dientes que facilita, y  mucho, el pedaleo con peso. Sin duda, un gran acierto, ya que con el de 40 iba demasiado arrastrado en algunas zonas. Por lo demás, tan solo destacar que la bici no me dio problema alguno y que se comportó de una forma excelente por zonas rotas y pedregosas. Pese a su aparente rigidez, lee muy bien el terreno. Además, me sigue resultando comodísima para pedalear.

Mi querida compañera, en Pancorbo (Burgos)

 LA COMIDA

Tras las “penurias” de Por el camino más largo, en esta ocasión, me cuidé de llevar siempre suficiente comida en la bolsa delantera realizando diversas compras al final de cada etapa. De este modo, pude despreocuparme de la búsqueda de lugares en los que avituallarme a lo largo de la jornada de pedaleo, aunque, como bien ha quedado reflejado en las crónicas, no dejé pasar la ocasión de parar aquí o allá para disfrutar de pinchos de tortilla, tostas de jamón o cafés con leche en vaso grande.

Gracias a esta buena previsión, me olvidé también de lo complicado que suele ser encontrar bares abiertos a primera hora y pude siempre salir con el estómago relajado, algo que para mí resulta decisivo para poder pedalear con tranquilidad.

Aunque algún día llegué con el tiempo suficiente para poder comer de forma más contundente, fue en las cenas donde me preocupé por cargar los depósitos de la mejor manera posible. Lógicamente, siempre hay que adaptarse a la oferta gastronómica del lugar, pero un plato combinado nunca falla.

 

El plato combinado -con su tinto de verano-, un clásico que ni falta ni falla

LOS ALOJAMIENTOS

Como ya he comentado muchas veces, mi máxima es encontrar alojamientos lo más económicos posibles. Y esta, además de complicada, es una apuesta que suele arrojar resultados de todo tipo.

- Día 0: Pensión Las Matillas (Miranda de Ebro): Correcto y limpio. Aunque la habitación que me tocó era muy pequeña, contaba con lo necesario para pasar la noche con comodidad. El dueño fue, además, muy amable. Lo peor, tener que dejar la bici en el cuarto de contadores… Por 36,8 €, recomendable.

- Día 1: Pensión El Molino (Medina de Pomar): Un lugar extraño, con habitaciones a medio reformar, colchones que se hunden, polvo a raudales y alcachofas de la ducha en las que el agua sale por todos los lugares, menos por el esperado. Para colmo, el chico que me atendió, un sieso.  Y todo este menú, a 35 € la noche. No volvería…

- Día 2: Albergue turístico (Cilleruelo de Bezana): Como bien indica su nombre, es un albergue, y como tal hay que asumir que casi todo es compartido. En cualquier caso, tuve suerte de pillar una litera muy tranquila y  pase la noche sin problema alguno. Tiene cocina completa, está muy limpio y su propietaria es muy atenta. Por 17 €, para mí, perfecto.

- Día 3: Hostal Sanpatiel (Polientes): Un hostal clásico, con sus muebles de otra época y su baño sobrio. Pese a ello, limpio y cómodo. Además, sus dueños fueron en todo momento muy amables. Precio correcto, porque encontrar alojamientos decentes en agosto por menos de los 40 € que me costó este, resulta muy complicado.

- Día 4: Casa rural Torres (Valdenoceda): Incapaz de encontrar algo más barato, tuve que pagar 50 eurazos por pasar aquí la noche. A cambio, disfrute de una suite gigante, con una cama comodísima, y un baño con jacuzzi que me vino de perlas para lavar la ropa. La casa dispone de cocina y un gran jardín y el propietario fue muy atento. Ideal para hacer turismo en pareja, no tanto para un bikepacker de puño cerrado…

Hasta aquí el análisis. Como comenté al principio, en esta ocasión, añadiré una última entrada para contabilizar cuánto me costó el viaje, detalle que, creo, puede ser interesante. Y como siempre, si alguien tiene alguna pregunta, que no dude en formulármela en los comentarios.

Ermita del Santo Cristo del Barrio. Pancorbo (Burgos)















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