Rumbo al sur: un breve análisis "técnico" de la última aventura del año
Ando un poco desganado estos días y con un sinfín de pequeños
problemas de salud que no paran de atormentarme, pero no quería cerrar el año bloguero
sin realizar un breve análisis “técnico” de mi última gran ruta de 2024. Vamos
allá:
EL RECORRIDO
Como ya comenté en el cierre de la crónica, esta ruta no destaca ni por sus paisajes ni por el patrimonio de las localidades que cruza. Cierto es que pasa junto al imponente Palacio Real de Aranjuez -un lugar que por sí solo ya justifica el esfuerzo- y que, de cuando en cuando, brinda algún que otro recodo destacable, pero la realidad es que la mayor parte del tiempo se circula por caminos, pistas y carreteras sin grandes alicientes. Además, en la salida de la capital, toca atravesar varias zonas sometidas a la degradación del ser más guarro que ha pisado el planeta, el humano.
Plaza Mayor de Titulcia, uno de esos rincones salvables |
Tampoco es un trazado muy exigente. Lógicamente, la distancia termina pasando factura, pero las subidas que encontraremos no destacan, en ningún caso, ni por su dureza ni por su extensión. Eso sí, en el breve tramo que discurre junto a las vías del AVE, tocará superar un par de rampones. Son cortos, pero a mí el segundo me obligó a echar pie a tierra.
Zona de muros junto al AVE |
Técnicamente, nada que reseñar. La bajada desde el Cerro de
la Peñuela hasta el Canal del Jarama requiere un pelín de pericia con una bici
de gravel, pero ni mucho menos puede considerarse un tramo complicado. De hecho,
yo lo disfruté muchísimo, y eso que mi pilotaje en los descensos no supera el calificativo
de correcto. Y bueno, cuidado en un breve sendero que se cuela entre malezas
antes de Loranca, ya que hay un pequeño cortado en su parte intermedia que no
se ve muy bien. De todos modos, este vericueto se puede esquivar por una pista que
se ve claramente a su izquierda.
Un poquito de diversión senderista en el Cerro de la Peñuela |
Visto así, ¿qué interés puede tener la ruta? En mi caso, estaba claro: el de ir avanzando en el reto de unir Madrid con sus extremos y, sobre todo, el de disfrutar de una de esas largas jornadas de pedaleo que me apasionan y me dan la vida. Además, puede resultar idónea para ir aclimatando el cuerpo a tiradas largas o para enlazar distintas zonas de la Comunidad de Madrid sin problemas de tráfico.
Una última consideración: es un recorrido que encaja muy bien en otoño, invierno y principios de primavera, puesto que en verano, es una zona expuesta a un calor implacable y sin apenas sombras. Igualmente, convendría esquivar épocas de muchas lluvias, ya que hay caminos con una clara tendencia al lodazal.
EL MATERIAL
Para esta ruta, estrené una bolsa de manillar más pequeña que
la que ya tenía, de 2,5 litros. Dado que me costó menos 10 euros, puedo decir que respondió
por completo a mis expectativas. Aunque la sujeté con unas correas que ya tenía
-porque las que venían me resultaban demasiado largas-, se mantuvo fija durante
toda la ruta y me permitió transportar con comodidad la comida necesaria para
pasar el día. Además, cuenta con una red delantera bastante amplia que me
sirvió para sujetar sin mayores problemas la chaqueta que me quité a primera hora.
Posado de bici en el "patio trasero" del Real Cortijo de San Isidro |
Por lo demás, aproveché que solo iba a llevar un bidón grande
con líquido para colocar las herramientas y repuestos en un bote que situé en
el otro portabidones. Además, en la bolsa que va sobre el cuadro, cargué con la
power bank, porque como ya he comentado en alguna ocasión, mi GPS y, sobre
todo, mi móvil, acusan ya los mismos síntomas de vejez que su dueño y se quedan
sin batería demasiado rápido.
Sobre la bici, una vez más, destacar su excelente comportamiento en todo tipo de terrenos. A quien no le guste este tipo de monturas, perfecto, pero la de gravel es, para mí, la bici más polivalente, cómoda y fiable para estas aventuras que combinan un poco de todo (asfalto, tierra, tramos algo más técnicos, subidas, bajadas, senderos…).
AVITUALLAMIENTO
Aunque se pasa por varias localidades, opté una vez más por
la autosuficiencia y transporté en la bolsa delantera la comida necesaria para
pasar el día. En algún momento, pensé en detenerme para sentarme a tomar algo,
pero al no encontrar un lugar que me llamase la atención lo fui dejando pasar. Quizá,
un café con leche en vaso grande a primera hora de la tarde sí me habría
tomado, pero no se dieron las circunstancias.
Plaza de España (Torrejón de Velasco) |
Como he dicho, hay pueblos de sobra para avituallarse, pero, ojo, en el bucle de 60 kilómetros de ida y vuelta desde Aranjuez hasta el extremo sur, no encontraremos nada, por lo que conviene salir de la localidad ribereña con la cantidad de líquido adecuada al clima y nuestras necesidades.
Nada más. Aunque he terminado el año con la moral algo baja,
debo reconocer que, a nivel de rutas y aventuras ciclistas, 2024 me ha brindado
algunos momentos inolvidables y ¡hasta una nominación para los Premios Faro de Estrapía! De cara al inminente 2025, por mi cabeza rondan ya mil ideas, así que solo queda esperar que la salud me dé un poco de
tregua para poder seguir pedaleando con la misma pasión de siempre. Un día más,
muchas gracias a todos los que os dejáis caer por aquí de vez en cuando. ¡Felices
fiestas! ¡Y salud, sobre todo, salud!
"A quien no le guste este tipo de monturas" 🤣
ResponderEliminarVenga, crack, salud y pedales para el 2025!
PD: Y unos portabidones 😉
No vas a ser tú el único que hace alusiones anónimas en las entradas, jajaja.
ResponderEliminar¡Felices fiestas! Y dígnate a quedar algún día en 2025 😉
PD: Pide unos portabidones extra a los Reyes, no sea que te vayan a chafar alguna salida el año que viene...
Muy buenas. Espero que te recuperes pronto e ir viendo por aquí cómo se van materializando esos proyectos para el 2025. Un saludo y feliz año.
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Samuel! Son pequeñas cosas, pero cuando todas se ponen de acuerdo para dar guerra se convierte casi en una tortura, sobre todo psicológica. En cualquier caso, seguimos adelante y con ganas de darle a los pedales. ¡Feliz año!
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