Por tierras del Ebro, una ruta hecha a medida


El otro día, hablando con mis padres, les comenté que viajar en bici reúne casi todas las actividades de ocio que, en este momento de mi vida, me resultan más gratificantes: pedalear, conocer nuevos lugares, pasar el día sin mirar al reloj, respirar aire fresco, disfrutar de la tranquilidad y el silencio…

Además, como ya he dejado caer en alguna que otra ocasión, dada mi sordera, estas escapadas me sirven para aligerar la carga mental, ya que puedo pasar largas horas sin tener que exprimirme para entender a quién me habla, y para, por otro lado, esforzarme por ser autosuficiente y no dejar la comunicación con los “extraños” a mis acompañantes de turno.

Por todo esto y por muchas razones más, me apetecía contar brevemente cómo he escogido finalmente el destino de este viaje de cinco días que pondrá el colofón a las vacaciones veraniegas. La tarea ha tenido su aquel, ya que mi lista de sitios por visitar es interminable.

Para hacer la criba, he seguido estos criterios:

- Clima: Tras el insufrible calor que padecí el verano pasado en Por el camino más largo, tenía claro que lo primero que iba a buscar era un destino con temperaturas aceptables para la época. El calor achicharra piernas y mente, obliga a madrugar más de la cuenta, a pasar de largo, a recortar, a estar todo el día pendiente de encontrar agua… Una tortura.

- Alojamientos: Ya que no dispongo aún ni del material ni de la experiencia necesaria para poder dormir en cualquier lado, tenía claro que un factor decisivo sería encontrar alojamientos lo más económicos posibles.

- Distancia de casa: Para aprovechar bien el tiempo, me marqué como condición que el punto de salida y llegada no estuviese a más de 3h30’ de casa. Lo hice, sobre todo, pensando en la vuelta, ya que con el cansancio acumulado y esa cierta tristeza que da siempre terminar un viaje, no quería pasar más horas de las debidas conduciendo.

- Tranquilidad: Sí, es agosto, el mes vacacional por excelencia, el de las fiestas patronales, el de los pueblos abarrotados, el del dominguero 24/7... pero bueno, al menos no pasar por zonas muy turísticas ni rutas ya marcadas y hasta teledirigidas (tipo Camino de Santiago).

Algún arroyo habrá que vadear... digo yo

Aplicados los filtros, finalmente me quedé con cuatro opciones. Con enorme ilusión, diseñe sus cuatro recorridos  y, tras examinarlos lo mejor posible vía Google Maps, opté por elegir el que, en el momento actual, me resulta más apetecible. Discurre, mayoritariamente, por el norte de Burgos, aunque también transita brevemente por Álava y Cantabria. Lo he llamado, Por tierras del Ebro, ya que este río estará presente en todas y cada una de las etapas. Sobre la pantalla, me ha quedado así:

DÍA 1 (Lunes 19): MIRANDA DE EBRO – MEDINA DE POMAR (97,4 km. y 1.650 m. de desnivel)

Para el estreno, el menú ofrece, entre otras muchas cosas, la atractiva localidad de Santa Gadea del Cid, la Necrópolis de Santa María de Tejuela, un largo tramo de carretera junto al Ebro, el desfiladero del río Purón (con su empujabike garantizado), el Parque Natural de Valverdejo, la Ermita de San Pantaleón de Losa o la llegada a la interesante Medina de Pomar.

DÍA 2 (Martes 20): MEDINA DE POMAR – CILLERUELO DE BEZANA (117 km. y 1.810 m. desnivel)

El segundo día me permitirá recorrer una pequeña parte de la Vía Verde Santander-Mediterráneo, visitar el espectacular pueblo de Puentedey, acercarme a Ojo Guareña o subir los puertos de Estacas de Trueba y La Matanela. Casi nada…

DÍA 3 (Miércoles 21): CILLERUELO DE BEZANA – POLIENTES (83,6 km. y 1.220 m. de desnivel)

A priori, etapa un poco de transición con, aparentemente, menos alicientes. Aún así, circularé junto al embalse del Ebro y podré visitar la playa de Arija, la catedral de los peces o el Santuario de Nuestra Señora de Montesclaros y rodar por zonas con paisajes llamativos.

DÍA 4 (Jueves 22): POLIENTES – VALDENOCEDA (99,3 km. y 1.430 m. de desnivel)

Quizá la etapa más “aventurera”, ya que, además de pasar por la pintoresca Orbaneja del Castillo, haré un par de bucles por diversos senderos de las Hoces del Ebro que no termino de ver muy claro que sean todo lo ciclables que me gustaría (jejeje). Además, terminaré el día con un pequeño rodeo por el Desfiladero de Los Hocinos.

DÍA 5 (Viernes 23): VALDENOCEDA – MIRANDA DE EBRO (108 km. y 1.640 m. de desnivel)

La Hoz de Valdivielso, pueblos como Frías, Tobera y Oña; los Montes Obarenes, o el desfiladero de Pancorbo servirán como gran colofón para la ruta.

Mi idea, como otras veces, es ir contando brevemente el día a día en Twitter y luego pasarme por aquí para, con tiempo y paciencia, ir desgranando poco a poco lo vivido en cada una de ellas. Solo queda esperar que la salud, la jodida salud, acompañe, porque ganas e ilusión, me sobran. 

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